viernes, 29 de diciembre de 2006

BIENVENIDOS A ESTA ISLA

Bienvenidos a esta carrera de obstáculos que no ha hecho sino comenzar. La empresa que se nos encomienda no es fácil, pero si algo hemos aprendido desde que nos conocimos es que eso de gestionar cultura es un trabajo arduo y complejo. En muchas ocasiones, "uno propone y los demás disponen", pero hemos de lograr que nuestros propósitos, en ningún caso caprichosos, puedan llegar a término en unas condiciones óptimas y favorables para todos los implicados, claro está, con toda la carga utópica que ello comporta. Si establecemos una metáfora entre "cultura e isla", podemos pensar en aquélla como en un lugar de confinamiento donde encontrar la libertad ansiada fuera de la civilización; un lugar donde explorar nuevas sensaciones para encontrarse con uno mismo; a la vez que, una ventana abierta al exterior, un ir y venir, y un flujo constante de experiencias que elevan el espíritu de todos aquellos que, por voluntad propia, eligen tal confinamiento. Pero la isla -no debemos olvidarlo- además de ser símbolo de paraísos perdidos donde poder encontrar la libertad, puede ser también un espacio oclusivo, carceral, cuando no infernal, pervertido por la locura, negación de toda felicidad posible. De esta manera, se genera en estos extranjeros involuntarios -presos en su mayoría de todos aquellos medios de comunicación que en la cultura masiva han tenido un éxito enorme porque se han aprovechado de ese apetito público para aportar una cultura falsa condicionando así a las masas de una forma que conviene a ciertas grandes potencias- un proceso de desarmonía e incomunicación con un medio que les resulta hostil. Recordemos sino a Karin, la protagonista de Strómboli (Rossellini, 1949) para quien esta isla de Las Eolias significa opresión, un lugar donde la maldad se explaya. Y sin embargo, finalmente, de entre el caos surge un cielo plagado de estrellas, y la enigmática belleza del volcán se convierte para ella en revelación de lo sagrado, la realidad adquiere otro sentido. No debemos olvidarnos, además, de la existencia de esos piratas que melodean por los alrededores de estas islas; bucaneros que se aprovechan de la debilidad de todos aquellos que recalan por casualidad en estos lugares. Nuestra labor consiste en encontrar nuevos caminos que motiven a los que han llegado voluntariamente para que se queden, y crear conexiones que ayuden a los extraños a descubrir un mundo nuevo y maravilloso en el que poder perderse de vez en cuando. Y, ¿no creen ustedes que sólo por el hecho de tener la oportunidad de explorar un universo nuevo merecería la pena visitar con frecuencia estas islas?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Además de establecer la similitud entre cultura e isla -que tan elocuentemente se ha expresado- me gustaría iniciar con mi aportación una serie de similitudes o paralelismos asimilables a la "cultura".
Para mí la cultura es como un telescopio que me ofrece la posibilidad de mirar más allá de lo que mis limitados ojos me permiten, pudiendo dirigir mi mirada hacia un horizonte desconocido , un horizonte que se me muestra plano,lineal, monótono pero que a través de mi culturotelescopio me permite ver seres desconocidos, paisajes ocultos,objetos misteriosos , historias mágicas ; historias que me permitirán dirigir mi mirada hacia nuevos horizontes .... o quien sabe ..nuevas islas perdidas en la infinitud del tiempo.

Juan Luis Álvarez dijo...

Al contario que mi compañero pienso que muchas veces sirve más para ver con otros ojos lo que tenemos cerca que para conocer lo que hay fuera. La cultura también puede ser un microscopio